7. LA PLANIFICACIÓN MUNICIPAL
El cambio social y espacial de la
población y del territorio del municipio de El Puig en las últimas décadas ha
estado en consonancia con las características de los fenómenos que en este
tiempo se han generado y que tienen como protagonista indiscutible a la ciudad
de Valencia. Los procesos de urbanización y de periurbanización han sido el
modo de expresión del nuevo orden capitalista y sus efectos se han mostrado con
mayor o menor crudeza en función del control que desde instancias políticas se
haya establecido. Desde finales de los años 70, la democratización de la vida
política española ha otorgado a los ayuntamientos la posibilidad de elegir y
dirigir, de forma más o menos autónoma y racional, los destinos municipales. En
este sentido las políticas urbanísticas adoptadas desde entonces a la escala
local de El Puig han sido también un factor clave en la atracción de un
determinado tipo de población que ha puesto en contacto dos grupos humanos bien
distintos tanto en aspectos socioeconómicos como culturales y de modos de vida.
7.1. El planeamiento urbano:
El Plan General de Ordenación Urbana en vigor
de El Puig data de 1991 aunque ha sido homologado en el transcurso de 1999 a la
Ley Reguladora de la Actividad Urbanística de la Generalitat Valenciana lo cual
ha comportado una serie de modificaciones que afectan tanto a la clasificación
como a la calificación del suelo municipal. Los objetivos marcados en 1991, al
margen de la ordenación pormenorizada del suelo urbano y urbanizable, buscan la
ordenación integral del término haciendo especial hincapié en la red primaria
de dotaciones públicas: infraestructuras viarias que articulen el espacio
municipal, espacios verdes y abiertos en áreas urbanizadas, terrenos
dotacionales para la construcción de equipamientos públicos, salvaguarda de
espacios de interés ambiental... (Anexo: Planos A1,
A2, A3,
A4, A5
y A6).
Algunos de estos objetivos ya se han
alcanzado y la revisión del plan sólo se producirá por su agotamiento o por un
cambio global del modelo territorial adoptado que venga justificado por
circunstancias demográficas, económicas o sociales que se puedan producir. En los cuadros 4 y 5
se recogen las cifras, actuales y previstas en la ocupación urbana del
territorio así como la estimación de la
población que una vez desarrollado el plan puede alcanzar el municipio, por lo
que teóricamente cualquier proyecto urbanístico que pueda elevar estos
potenciales demográficos o incrementar las superficies urbanizadas en más del
10 % –límite establecido en el plan– exigirá la modificación de dicho PGOU.
La ausencia de una planificación
municipal, entendida como la búsqueda del pueblo que se quiere tanto en su
aspecto físico como en sus condiciones de habitabilidad, durante los años 60 y
70 en los que El Puig experimentó un gran crecimiento demográfico y urbano
comportó una situación de partida para el periodo de estudio 1980-1999
caracterizada por una herencia urbanística caótica en la forma y en el espacio
(Playa y Fincas de la Fe y otras),
así como por una precariedad extrema en cuanto a dotaciones y equipamientos
públicos. Los problemas de este, más que anárquico, ultraliberal desarrollo
urbanístico, del que la población no sacaba ningún tipo de beneficio, fue el
principal reto al que han tenido que enfrentarse los sucesivos ayuntamientos
democráticos de El Puig. Poco a poco se han ido supliendo las carencias y se ha
puesto freno al desorden urbanístico; desde principios de los 80 el desarrollo
urbano de la playa está prácticamente paralizado, aunque las causas están tanto
en las nuevas condiciones de ocupación del suelo impuestas por el planeamiento
municipal como en el agotamiento del modelo turístico de masas que dio origen a
ese espacio urbanizado. En el espacio del núcleo principal de El Puig todo
proyecto de urbanización ha reservado espacios dotacionales y se ha visto
sometido a las condiciones de edificabilidad y estéticas preestablecidas en el
PGOU que limitan la altura de las edificaciones y buscan la homogeneización
paisajística de los distintos sectores residenciales generados desde entonces
con el conjunto urbano municipal.
En relación con las dotaciones y
equipamientos públicos, en 1980 éstos se limitaban a un colegio público en la
montaña de Santa Bàrbara, el edificio
del Ayuntamiento, un campo de fútbol ganado a la ladera de la montaña de La Patà, las dos montañas como espacios
verdes y el Monasterio. La situación actual, tan distinta, refleja por un lado,
el resultado de la gestión de las distintas corporaciones municipales cuya
composición, en cuanto a la relación de poder de los grupos políticos
municipales, depende ahora del grado de satisfacción de los ciudadanos por sus
actuaciones y por otro, el progresivo incremento de los presupuestos
municipales a lo largo de estos años, como consecuencia del crecimiento
económico y del incremento y mejor redistribución presupuestaria de los
ingresos de las arcas públicas. Una de las primeras actuaciones llevadas a cabo
fue la creación de la Biblioteca Pública Municipal en 1982. En la segunda mitad
de los 80 se construyó el Colegio Público Guillem
d’Entença que vio a paliar la saturación que la inmigración y el baby boom de los años 60-70 había
provocado en el Colegio Pare Jofré.
El Hogar del Jubilado fue la respuesta dad a un grupo social emergente y
reivindicativo.
Sin embargo no es hasta la década de los
90, en pleno vigor de las nuevas pautas de relocalización residencial desde la
ciudad de Valencia, cuando se abordan las mayores obras públicas municipales.
El Centro de Salud, en el barrio Residencial
Baja unificaba espacialmente los servicios sanitarios que con anterioridad
se prestaban en el domicilio particular de los médicos; actualmente cuenta con
cinco especialidades: Medicina de Cabecera, Pediatría, Psiquiatría, Enfermería
y comadrona. En 1992 fue inaugurado el Centre
Cultural La Marina, también en ese barrio, un edificio de 1.380 m2
de superficie útil en tres plantas en el que existen un salón de actos para un
aforo de 180 personas dotado con un equipo de proyección cinematográfica, una
sala de baile, otra de exposiciones, talleres y un estudio de televisión. Más
tarde ha sido complementada con el espacio juvenil El Pèlec. La obra de mayor envergadura ha sido la construcción del
Polideportivo Municipal La Pedrera al
este de la población; en él existen dos campos de fútbol, uno de ellos de
césped, dos piscinas descubiertas, pistas de tenis, frontones y dos pistas
polideportivas. Estos dos proyectos dotacionales han sido desarrollados en
muchos pueblos merced a su condición de objetivo primordial en el ámbito local
en los programas electorales de algunos partidos políticos y a menudo
satisfacen una demanda comarcal. Todas estas dotaciones y equipamientos se
completaron con la construcción de una conexión directa y rápida con el by-pass (A-7), un hospital comarcal a
menos de 15 minutos y un colegio privado que imparte los cursos de secundaria
que la enseñanza pública no puede ofrecer en el Puig.